15 Nov Curiosidades históricas del paraguas
El otoño es la época más lluviosa del año y, si bien en Madrid las precipitaciones no son tan abundantes, en estos meses nunca falta un paraguas a mano en cualquier vivienda ni en las tiendas de nuestro centro comercial. Es un artilugio tan común, tan universal y tan de toda la vida que ni nos paramos a pensar en sus orígenes. ¿Cómo ha llegado a nuestros días tal y como lo conocemos?
Quizás te sorprenda saber que los primeros vestigios del paraguas se remontan nada menos que a la China de hace más de 2.000 años. Un libro ritual llamado Zhou Li ya recogía la existencia de un artilugio con forma y uso similar a los actuales. Un ejemplo aún más palpable lo tenemos en los célebres guerreros de terracota hallados en el mausoleo de Qin Shi Huang, en Xi’an. Dentro de este conjunto escultórico existe una figura de un carro de caballos con un paraguas acoplado para proteger a su conductor. Pero es más, incluso el concepto de un mecanismo retráctil lo podemos hallar en los registros escritos de la China de la época, concretamente en el año 21.
Lo más curioso es que, aunque existen amplias pruebas del empleo de este tipo de artilugios en distintas civilizaciones antiguas –incluyendo la egipcia, la griega, la etrusca y la romana– las referencias escasean durante un tiempo mucho más cercano como es la Edad Media en Europa. Durante la Edad Moderna se empieza a desarrollar el paraguas moderno en cuanto a diseños y materiales, principalmente en la ciudad de París, pero inicialmente su uso se limita a las clases pudientes y es visto como una protección para mujeres.
Parece que durante mucho tiempo fue más común el empleo de parasoles que de paraguas, hasta que la mejora en materiales y técnicas permitió disfrutar de un objeto que ofrecía una protección más fiable y resistente frente a la lluvia. No obstante, quizás un hecho a priori anecdótico fue clave para consolidar la extensión del uso del paraguas: el notable londinense Jonas Hanway fue un visionario de su utilidad y comenzó a utilizarlo por las calles de la capital británica en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando aún se trataba de algo inaudito. En pocos años su actitud impertérrita terminó sirviendo para convencer a sus convecinos de las bondades de este accesorio cuyo éxito ya sería imparable.
Para lo que no nos ofrece respuesta la historia es para la desgraciada tendencia que tantos tenemos a perder el paraguas en el momento más insospechado. Si este es tu caso, al menos siempre te queda la posibilidad de acudir al Centro Comercial Monteclaro y convertir este traspié en la oportunidad de elegir tu paraguas ideal para este otoño entre todos los que te propondrán nuestras boutiques.
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