Pocos objetos representan tanto el verano como el helado, especialmente para los más golosos. Ya estés en la playa, en la piscina, de paseo por la calle o tomándote un respiro entre compras en nuestro
centro comercial, cuando suben las temperaturas siempre entra de maravilla un cono, una tarrina o cualquier otra de las creaciones disponibles. ¿Pero desde cuándo lleva el ser humano disfrutando de este tipo de placeres gélidos? La respuesta puede sorprenderte.